El Libro de las Emociones

Lea detenidamente lo que implica ser la mamá de 12 niños y comparta los sabios consejos sobre crianza de niños brindados por nuestra "Súper Mamá" residente.

Acompañando a mis hijos

El hecho de ir navegando y guiando los meses y los años de un niño puede llegar a convertirse en una tarea bastante desalentadora. La arrolladora negatividad de un niño de 2 años de edad, por ejemplo, puede frustrar a una mamá en menos de lo esperado, si esta mamá es de las que se toman las cosas a pecho.

Es difícil recordar que en el interior de ese pequeño monstruito llorón que grita "¡NO!" se encuentra un adorable niñito/a, y el futuro adulto responsable y maduro en el que se convertirá con el correr de los años.

Yo personalmente tuve que pasar por la terrible edad de los dos años 12 veces, o mejor dicho, mis 12 hijos tuvieron que pasar por los terribles dos años de edad, y yo estuve junto a ellos a lo largo del camino.

Con mi primera hija, pensaba que podría escribir un libro sobre sus emociones y que ésto podría ser útil para ayudarla a afrontar sus temores y su negatividad.

Es así que busqué fotos de mi hija representando una amplia variedad de emociones: felicidad, tristeza, enojo, confusión, preocupación, amor, miedo, celos, sorpresa, y vergüenza.

Coloqué una foto en cada página y describí la emoción correspondiente a cada una de ellas en enormes letras de imprenta. Traté de que mi libro fuera pequeño, ya que pensé que de esa manera el mismo causaría más impacto.

No me llevó mucho tiempo poder completar todo el libro. Traté de que todo fuera muy simple, es por ello que utilicé una agujereadora y cosí las diferentes páginas de cartulina con hilo colorido y brillante. Ya era hora de que mi hija viera cómo había quedado su libro.

Esa noche, senté a mi hija en mi regazo y comencé a leerle su libro. Ella se sentía muy emocionada al pensar que tenía un libro sólo para ella, y yo pienso que también se sentía encantada de pensar en todo el trabajo que yo me había tomado para poder prepararlo.

A medida que iba señalando las fotos, yo nombraba las emociones que represantaba cada imagen. Terminamos de leer el libro muy rápidamente y dejé que ella pasara las hojas a medida que ibamos avanzando y llegando al final del mismo.

Cuando las emociones se salen de control

Al día siguiente, traté de hablar del libro que habíamos compartido cada vez que se me presentaba una ocasión para hacerlo. Si mi hija se sentía feliz, por ejemplo; le pedía que me mostrara la foto que representaba la alegría en su libro.

La idea era encontrar una manera de ayudarla a identificar sus sentimientos cuando sus emociones se salían de control. Mientras mi hija estaba experimentando una rabieta, yo le decía: "Vé y busca el libro para poder mostrarme la foto que expresa lo que estás sintiendo en este momento".

Ésto siempre lograba calmarla, y afortunadamente descubrí que también era útil para ayudar a mis otros hijos. Si usted es parecida a mí, podría buscar una gran variedad de fotos de su hijo/a; y podría hacer un buen uso de ellas al armar un libro que describa las diferentes emociones que vaya experimentando el mismo/a.

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