Noche de Comidas Étnicas

Descubra todo lo que implica ser una mamá de 12 niños, leyendo las anécdotas y los sabios consejos sobre maternidad brindados por nuestra "Súper Mamá" residente.

La rutina de preparar comidas no es para nada divertida. Usted ya sabe cómo terminará todo: los Domingos se comerán fideos, los Lunes se comerán hamburguesas, los Martes se comerá pescado frito, los Miércoles se comerá guiso o cazuela a la noche, y todo volverá a repetirse una y otra vez, hasta que sienta que si prepara un guiso más seguramente terminará volviéndose loca.

Pero, no se preocupe ya que ésto no le ocurre únicamente a usted; sus hijos seguramente sienten lo mismo. Ellos le estarán rogando que prepare algo nuevo u original para comer, o algo que las mamás de sus amigos les preparan a éstos.

En mi calidad de mamá de 12 hijos, no estoy excenta de apegarne a la rutina y de servir la misma comida semana tras semana. Quizás debería repertirme esta oración a mí misma ya que es extremadamente difícil encontrar algo que les guste a todos y al mismo tiempo. La rotación de platos placenteros y deliciosos llega a acotarse hasta alcanzar límites extremos.

Ha habido una explosión en mi cocina

No obstante, no me dejo decaer ni pierdo las esperanzas e invento un excelente método para poder presentar nuevos platos de comida en una dieta rutinaria. A este método lo llamo: 'Noche de Comidas Étnicas'.

Dejo que los niños elijan en diferentes ocasiones un país o una etnia determinado y metafóricamente "hago estallar la cocina gracias a mi creatividad"; me encanta cocinar, y me siento sumamente agradecida por tener la oportunidad de probar recetas nuevas y por ver cómo me las arreglo para preparar platos deliciosos.

Los niños disfrutan al poder comer algo nuevo para la cena y realmente me prestan mucha ayuda, ya sea trozando alimentos e incluso disfrazándose según las diferentes comidas.

Por ejemplo: cuando preparamos comida Judí, los niños se vistieron con Kipás, y cuando preparamos comida China, mis hijas se clavaron agujas de tejer en sus peinados recogidos.

Al fin descubrí que debía fijar ciertas reglas. En algunos casos, todos deben probar una cucharada de cada plato. Si, luego de probar la comida, alguno de los niños descubre que no le agrada ese plato en especial, se le permite ir a buscar el tarro de mantequilla de maní y untar un poco en una rodaja de pan, el cual siempre está presente sobre la mesa durante las Noches de Comidas Étnicas.

Es por ello que les digo a mis hijos que deberían tratar de ser sumamente cuidadosos en el gusto que vayan adquiriendo relacionado con la comida si desean tener un buen paladar y un gusto heterogéneo y refinado en el futuro.

A veces, mis hijos eligen comidas étnicas inusuales, y en esos casos depende de mí investigar cómo preparar el plato que han elegido. En otras ocasiones, los niños se encargan de elaborar todo el menú.

Una especie de medicina preventiva 

Siento que de esta manera, los niños no solamente dejarán de aburrirse con la rutina sino que además no desarrollarán patrones rutinarios, y a la vez experimentarán los sabores de otras culturas.

El hecho de saborear unos deliciosos tacos es una manera de venerar a los Mexicanos, mientras que al comer sushi desarrollamos amor y respeto hacia la cultura Japonesa.

Personalmente pienso que las noches de Comidas Étnicas son una especie de remedio preventivo contra el temor de lidiar con todo aquello que sea diferente a nosotros.

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