No Me Aburras

Descubra lo que implica ser la mamá de 12 niños, leyendo los sabios consejos sobre crianza de niños brindados por nuestra "Super Mamá" residente.

El décimo de mis doce hijos pronunció una primer palabra sumamente interesante y la más extraña de todas (¿o debería decir dos palabras sumamente interesantes?) si la comparo con la que pronunciaron mis otros hijos: foco o bombilla de luz. La primera reacción que tuvimos con mi esposo fue mirarnos anonadados y decir: "¿foco?".

¿Está diciendo lo que realmente creemos que está diciendo?

Nos rascamos la cabeza. ¿Estaba diciendo lo que pensábamos?. Pero, de repente lo volvió a repetir una y otra vez. Y señalaba la lámpara de luz cada vez que decía esa palabra. Es así que le preguntamos: "¿foco?".

Y entonces el pequeño volvió a señalar hacia arriba, y volvió a pronunciar con la voz más firme que podría tener un niño de nueve meses: "foco".

Imaginándome su temprana aceptación en Harvard

Por supuesto, ya nos estábamos imaginando su temprana aceptación para ingresar a estudiar en Harvard. Pero una vez que salimos del trance y pensamos en la mecánica oculta detrás de las palabras, nos dimos cuenta de que era natural que sus primeras palabras tuvieran que ver con algún objeto que le interesara o que llamara su atención.

Nunca más pensamos en la luz, o en el hecho de que pudieramos verlo tocando o arreglando un interruptor, ya que como sucede con cualquier niño, éste es un objeto fascinante.

En la actualidad, varios científicos están descubriendo la conexión entre lo que puede llegar a interesarle a su bebé y sus habilidades lingüísticas. Los investigadores de la Universidad Temple de Filadelfia y de las Universidades de Delaware en Newark, y de Evansville en Indiana llevaron a cabo dos estudios sobre este tema en particular.

En dichos estudios, se creía que los bebés pensaban en objetos que consideraban interesantes o aburridos. Los objetos interesantes eran los que hacían ruido, poseían piezas móviles, y estaban pintados con colores brillantes. Estos objetos llamaban la atención de los niños instantáneamente. Los objetos aburridos estaban pintados con tonos uniformes y monótonos.

Los investigadores descubrieron que a los bebés no les importaba que estuviera diciendo o haciendo la persona que sostenía los objetos aburridos; los bebés que tenían aproximadamente 10 meses sólo le prestaban atención a los objetos interesantes.

La adecuación entre las indicaciones visuales y verbales que necesitaban los bebés de mayor edad para aprender a hablar no era importante para este grupo de niños de corta edad. Ellos miraban fijamente los objetos interesantes y les asignaban una palabra al objeto que tenían en sus manos o al que se encontraba más cerca de ellos/as.

Hasta la fecha en la que fue llevado a cabo este estudio, las personas no estaban realmente seguras de que los bebés prestaran atención a conversaciones que se mantuvieran cerca de ellos o que pudieran escuchar.

Muchos de nosotros asumimos que es normal hablar sobre temas de adultos cuando nos encontramos cerca de niños, pensando que los mismos/as son demasiado pequeños como para escuchar o entender de qué estamos hablando. Ahora sabemos que estas suposiciones no son ciertas. ¿Cual es la enseñanza que podemos obtener de todo este tema?.

Nunca hable de los pechos de su nueva vecina mientras su bebé está masticando tranquilamente unas papas fritas en el local de McDonald más cercano a su hogar. Tenga en cuenta que su bebé podría decidir que el nombre de las papas fritas es "implante de pechos".

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