El Pudor: El Desarrollo del Pudor en los Niños

Sepa lo que implica ser la mamá de 12 niños, leyendo los sabios consejos aportados por nuestra "Mamá Residente", y relacionados con la crianza de niños.

Cuando sentía que debía defecar se escondía

Mi hija mayor, que ahora es mamá de 3 niños, desarrolló un divertido hábito cuando cumplió un año de edad; cada vez que sentía que tenía ganas de defecar , se escondía. Ella tenía un par de escondites preferidos para este propósito.

Uno de ellos se encontraba situado detrás de la amplia silla mecedora de nuestro comedor; otro de sus sitios preferidos era el guardarropa situado en su cuarto.

El lugar que ella elegía dependía en gran medida del hecho de si yo me encontraba en el primer piso de mi casa o si estaba en la planta baja de la casa en el momento en el que deseaba escoderse para que yo no la encontrara.

En ese entonces, vivíamos en un apartamento de dos pisos. Los dos pisos se conectaban mediante dos tramos de escaleras. Es así que yo pasaba mucho tiempo preocupándome por si mi hija resbalaría y caería por las escaleras, y por ello utilizaba las puertas de seguridad y la cargaba en brazos de un piso al otro.

El dormitorio de mi hija se encontraba en el segundo piso, es por ello que cuando terminaba de guardar la ropa recién lavada y me sentí más tranquila, podía llegar a encontrarla escondida dentro del armario de su cuarto, haciendo su mayor esfuerzo por evacuar el intestino.

De igual manera, si yo me encontraba en la planta baja preparando la cena en la cocina y no oía el sonido que emitía cada vez que ordenaba su Duplo o conversaba con sus juguetes, miraba a hurtadillas para ver si la encontraba agachadita detrás de la silla mecedora haciendo lo que me imaginaba que estaba haciendo.

Para entonces, pensaba que su hábito de esconderse cada vez que tenía que hacer "popó" era interesante y parecía sugerir que estaba desarrollando un caracter modesto.

Después de todo, yo hacía todo lo posible por hacerle saber que no había nada de vergonzoso en en acto natural de evacuar el intestino. Pero observando las cosas en retrospectiva, no obstante, supongo que era posible que mi hija escuchara a sus padres cuando a veces exclamaban cosas como por ejemplo: "Ugh, otra vez no" o, "Está bien, dulzura, ya hiciste lo suficiente por el día de hoy. La cambiaré".

Estos actos sumamente naturales son cosas que deben realizarse en privado

Estos dos ejemplos de conversaciones entre padres, reexaminados luego de varios años me hicieron darme cuenta de que a mi hija se le había inculcado la idea de que había algo desagradable en todo lo relacionado con el hecho de lidiar con sus pañales sucios, sin importar cuan cuidadosos pensamos que habíamos sido con ella.

Evaluando la situación luego de tantos años, y luego de cuidar y criar a otros 11 hijos, me he puesto a pensar que es algo saludable y normal que los niños aprendan que las necesidades fisiológicas, ya sea la necesidad de defecar o de orinar se encuentran asociadas con olores desagradables- y que estos actos naturales son algo que debe ser realizado en privado.

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