Costumbres y Cultura Relacionadas con los Nombres

Existe un refrán apócrifo que afirma lo siguiente: "Cuando alguien te ama, pronuncia tu nombre de manera diferente. Y tú sabes que tu nombre estará a salvo en su boca".

Una especie de herencia

La idea es convincente, el hecho de que un nombre pueda correr peligro es extraño. La idea de que un nombre pueda ser mal usado de alguna forma cuando se habla de él implica que un nombre es una posesión sumamente importante, una que debe ser extremadamente bien protegida.

Ésto puede comprobarse cuando observamos que los padres usualmente eligen nombres para sus bebés teniendo en cuenta su árbol genealógico, mientras que algunas culturas más primitivas elegían los nombres de sus tótems.

Dichos nombres son específicos y pertenecen a una línea familiar ancestral. Ésto trae como consecuencia que un nombre se transforme en algo parecido a una herencia, con no menos valor que una preciada pieza de cristal Steuben, o una silla Hepplewhite; pasando como herencia de una generación a otra.

Desde los tiempos Bíblicos, podemos ver que la primera tarea de Noé fue darle nombre a los animales, lo que nos deja entrever que la práctica de poner nombres ha sido profundamente considerada una responsabilidad realmente seria.

Orgullo y unificación

La tribu Shona procedente de Zimbabwe posee, desde los comienzos de su cultura, nombres de bebé de acuerdo a 25 tótems familiares identificables. Cada bebé tiene un nombre totémico acompañado de un 'nombre de alabanza', siendo éste un nombre elegido entre 60 nombres específicos disponibles.

El nombre totémico frecuentemente pertenece a algún animal. El nombre de alabanza es el encargado de relacionar al niño/a con un clan específico, debido a que a veces algunos clanes comparten el mismo tótem. El nombre de alabanza adicional previene relaciones incestuosas. Los nombres totémicos expresan el orgullo tribal y la unificación de la tribu en cuestión.

En algunas poblaciones Chinas, los bebés reciben un nombre compuesto por dos carácteres, el primer carácter representa al nombre generacional. En esta cultura, se considera de mala educación referirse a alguna persona utilizando su nombre generacional, ya que este nombre no es el que distingue la identidad de la persona de la de sus parientes.

En China, a diferencia de lo que sucede en el mundo Occidental con respecto a los apellidos, los mismos son escritos y pronunciados antes del nombre dado a una persona. A veces, a los Chinos se les asigna un nombre adicional cuando contraen matrimonio, y otro nombre extra en los últimos años de su vida; el cual será utilizado como una especie de apodo o sobrenombre formal.

Una especie de renacimiento

En el pensamiento Cristiano, la ceremonia bautismal es considerada una especie de renacimiento del alma. El Bautismo es un sacramento que inicia y acoge a un niño en la Iglesia. El nombre bajo el cual un niño recibe el Bautismo contribuye a relacionar al bebé con una identidad determinada y a otorgarle un lugar dentro de la sociedad.

En el Judaísmo, existen dos prácticas relacionadas con los nombres. En la tradición Ashkenazi, a los bebés se les dan nombres luego de que fallece algún pariente como una especie de conmemoración hacia dicha persona.

Los Judíos Sefardíes nombran a sus bebés cuando sus parientes aún están vivos, para honrarlos en vida. En la tradición Judía, se relaciona al nombre con las cualidades del alma. Además, cuando se le da el nombre a un niño; por ejemplo: Adin significa delicado, se espera que el niño en cuestión demuestre delicadeza de carácter durante toda su vida.

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