El Momento en el que los Bebés se Comunican con Signos

Había una vez, no hace mucho tiempo atrás, una época en la que a nosotras las mamás nos decían: "¡No alces al bebé demasiado porque lo malcriarás!".

Se creía que los bebés eran objetos vivientes que necesitaban comer, a los que se les debía cambiar los pañales, mantener abrigado/as, y no mucho más.

Gracias a esas "edades del oscurantismo" en lo relacionado al cuidado de los bebés hemos aprendido mucho acerca del desarrollo infantil. Actualmente, no sólo se les aconseja a las mamás que acunen, abracen, hablen e incluso "vistan elegantemente" a sus bebés, sino que se está llevando al tema del cuidado y la crianza de los niños a niveles de sofisticación incluso mucho más elevados.

Una Nueva y Excitante Tendencia

Una de las tendencias más modernas y puestas en práctica en la actualidad es la de enseñarles el lenguaje de signos a los bebés que aún no hayan aprendido a hablar a la temprana edad de 6 a 8 meses.

Toda mamá sabe que hasta que su bebé comience a hablar, él/ella se estará comunicando mediante diferentes formas no verbales. No obstante, el llanto, el hecho de señalar objetos, las sonrisas y otros mensajes no específicos realizados por el bebé frecuentemente podrían ser mal interpretados, difíciles de descifrar e incluso pasados por alto.

Cuando un bebé sabe que mediante un movimiento específico de su mano expresa un deseo particular, un pensamiento o un sentimiento; la comunicación se mejora, la frustración disminuye y se crea una vinculación mucho más estrecha entre los padres y el bebé en cuestión.

Mi experiencia personal con el lenguaje de signos de bebés confirma el valor y la belleza de esta simple manera de mejorar la experiencia de criar a su bebé.

Mi propia hija, quién ahora tiene 23 años de edad y tiene una hija, decidió enseñarle a mi nieta el lenguaje de los signos para que pueda comunicarse "mejor" cuando cumplió 8 meses de edad.

"Ella realizaba signos queriendo decir que quería más": ¡Y funcionó!

Al principio me sentía escéptica; ¿cómo podría una niña tan pequeñita expresarse de esta manera tan particular?. E incluso si pudiera hacerlo, ¿qué diferencia podría haber?.

Pero cuando Aliza colocó sus dos manos juntas con sus delgados deditos tocándose unos con otros de la misma manera que le había enseñado su mamá que debía hacer cada vez que quisiera decir "más", inmediatamente me emocioné muchísimo, me sentí realmente feliz, y le dí más de lo que estaba pidiendo.

Por supuesto, Aliza se quedó inmediatamente satisfecha por una gran cantidad de razones. No sólo obtuvo más de lo que deseaba, sino que disfrutó de una experiencia de comunicación exitosa y positiva, la cual reforzó su deseo de volver a comunicarse. No hay duda de que esta experiencia mejoró significativamente nuestra relación.

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