Lidiando con un Flujo de Leche Caudaloso
El viejo adagio que afirmaba que mucho de algo bueno puede causar daño, definitivamente se aplica tanto a la calidad de su leche materna como al caudal del flujo de la misma. Frecuentemente ambas características se dan al mismo tiempo; un flujo demasiado caudaloso acompañado o no de demasiada cantidad de leche podrían dificultar el amamantamiento tanto para usted como para su bebé.
Signos de un Reflejo de Eyección de Leche Hiperactivo (OAMER, por sus siglas en Inglés).
Los signos de que su bebé está teniendo problemas para lidiar con un flujo de leche demasiado caudaloso incluyen:
Que trague demasiada saliva, que se atragante y que tosa mientras está siendo amamantado/a.
Que se aleje del pecho mientras está alimentándose. En esos momentos, podrá ver cómo la leche de sus pechos emana con mucha fuerza.
Que se rehúse a ser amamantado/a.
Que padezca excesivas flatulencias, y que necesite eructar varias veces durante cada amamantamiento.
Que no disfrute ni se sienta a gusto ante el hecho de ser amamantado/a.
Que espute excesivamente.
Existen otras razones por las cuales un bebé podría comportarse de esta manera, como por ejemplo: que sufra de un trastorno de deglución, aunque esta posibilidad es bastante improbable.
Qué Puede Hacer al Respecto
Existen diversas maneras de ayudar a su bebé a lidiar con un flujo de leche caudaloso.
Lo más importante será asegurarse de que el bebé esté apropiadamente prendido a su pecho. Cuánto mejor prendido a agarrado a su pecho esté, mayor será el control que tendrá su boquita sobre el flujo de leche.
Amamante a su bebé en sentido contrario a las leyes de la gravedad. Probablemente, la mejor manera de hacerlo será recostándose mientras alimenta a su bebé. Si esta posición fuera incómoda o le causara molestias, trate de que el bebé se agarre a su pezón adecuadamente mientras está sentada, y luego recuéstese suavemente sobre un par de almohadas. El hecho de amamantar en una posición recostada de lado también será de gran utilidad.
Anticípese al reflejo de bajada de leche. Su flujo de leche comenzará a emanar varias veces mientras esté amamantando a su bebé. Algunas mujeres pueden sentir en sus pechos el momento en el que el flujo de leche comienza a descender. En estos casos, aleje al bebé del pecho y deje que la leche chorree sobre un babero o sobre una toallita, coloque la misma dentro de un receptáculo; y una vez que el chorro deje de manar vuelva a colocar al bebé sobre su pecho.
Intente alimentar a su bebé antes de que se despierte completamente. Si el bebé es dormilón/a y calmado/a, podrá ser amamantado/a más lentamente, y de esta manera el flujo de leche será más suave.
Extraiga un poco de leche de sus pechos antes de proceder a amamantar a su bebé. El hecho de extraer un poco de leche de sus pechos hasta de que el flujo inicial sea más suave y menos caudaloso permitirá que su bebé pueda alimentarse más fácilmente y sin experimentar ninguna molestia. No obstante, ésto debería hacerse sólo si nada hubiera dado resultado, debido a que este proceso podría llegar a incrementar su flujo de leche y agravar el problema.
Sólo alimente a su bebé con un pecho por vez. A medida que siga amamantándolo/a, el flujo de leche irá disminuyendo y volviéndose menos caudaloso.
Si nada pareciera dar buenos resultados, use un protector de silicona para el pezón, y así logrará alivianar el flujo de leche que emana de sus pechos. Haga que un asesor en lactancia le enseñe cómo utilizar este implemento de manera adecuada.
Demasiada Leche
Un flujo de leche caudaloso frecuentemente es provocado por una excesiva cantidad de leche. Si amamanta a su bebé asiduamente, sus pechos tendrán menos tiempo para llenarse, y de esta manera podría ser más fácil amamantar a su bebé. Debería seguir los pasos mencionados anteriormente para ver si puede alivianar su flujo de leche. Recuerde que es sumamente importante realizar una consulta con un asesor en lactancia para poder determinar si éste es su caso.
Muchas mamás descubren que su flujo de leche caudaloso va alivianándose y mejorando con el correr de los días, especialmente cuando dicho flujo es el resultado de que los pechos están demasiado llenos de leche.
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